Luz de estrellas soundtrack

jueves, 5 de septiembre de 2013

Tres

Tres

Lui explicó que Alexander venia de Chicago, y todo lo demás que ya sabía. Obviamente hoy en clase ya había sospechado que era un Sagitario, claro que lo había descartado por completo, pensaba que simplemente era un parecido físico, nada más. A diferencia de otras razas, los Sagitarios se distinguen a simple vista, pero así por las buenas no me iba a acercar a él y preguntarle si lo era, ya que si llega a ser un Hurzel me toma por una adicta a un juego de rol, de esos online donde tienes que elegir una clase de ser fantástico, e intentar llevarlo al máximo nivel posible para conseguir premios, armas nuevas y tener tu propio gremio con los mejores usuarios. Aunque eso no sería un pensamiento del todo desacertado, adoro esos juegos.

Después de presentar a nuestra nueva incorporación, Lui nos presentó a nosotros, comenzando por Jamie y acabando por mí. Alexander se mostró indiferente, ni siquiera dijo que iba a clase con Stanley o conmigo, se limitó a asentir y sonreír.

-Bueno, ahora que ya os conocéis entre vosotros, os explicaré lo que haréis exactamente mañana. 
Iréis a Starlight, lo que conlleva levantaros antes de que salga el sol para poder atravesar el portal poco después de los primeros rayos de este, si tardáis mucho sabéis que tendréis que esperar a la próxima salida del sol, y creo que ya será demasiado tarde. La misión no es fácil. Como siempre, llevareis lo necesario para poder acampar donde estéis cuando anochezca, no os olvidéis de cargar bien vuestras espadas, en tu caso Alexander el arco. El problema es el siguiente: hace aproximadamente tres horas, me han informado de la desaparición de Agata Light. Y he avisado de inmediato a Jamie para que os reúna y…-Antes de que acabe, Ethan lo interrumpe con un tono fuerte y alterado, demasiado alterado diría yo, Lui se sobresalta.

-¿No hablaras enserio? Por eso no nos has querido contar de qué se trataba esa urgencia. Veras, no somos profesionales, solo somos adolescentes. No eres consciente de la responsabilidad que quieres que asumámonos, es más, no buscamos niñas, buscamos tesoros. Y los que se la hayan llevado, querrán algo a cambio por ella, tenlo por seguro.

-Blein.-añade Lui casi con un susurro.

-¿Blein que?- exige Lea.

-Se la ha llevado Blein, eso es lo que quiero decir, y sabemos lo que quiere a cambio, lo sabéis todos.

De repente se crea silencio absoluto en la sala, parece que a Stanley comienza a costarle respirar. Jamie no reacciona de ninguna manera, él ya estaba informado. Sinceramente, yo no sé cómo reaccionar, creía que Blein estaba desterrado en la ciudad de los Brujos sin destino, donde van los brujos que han cometido delitos sin perdón, condenándoles a cadena perpetua, se llama “ciudad” aunque en realidad no es más que una cárcel llena de brujos corruptos. Blein estaba allí porque intento asesinar a toda la familia Light -para hacerse con el control de Starlight- mediante un hechizo que supuestamente los unía a todos,  luego solo le haría falta matar a uno para acabar con el conjunto. Se decidió por matar al miembro más joven, el mas vulnerable, un bebe. Cuando lo mató no murieron los otros miembros de la familia. Consiguieron atrapar a Blein y encerrarlo. Poco tiempo después, se descubrió porque su plan fue fallido. La madre del bebe ya estaba embarazada cuando se casó con un fundador, el pequeño no poseía sangre de los Light. Desde entonces no se ha sabido mucho de él, aparte de rumores de que ponía Radiactivos  a su disposición para robar objetos y materiales para conjuros que implicaban influencias demoniacas. Claro que nada de eso ha sido confirmado. Y si quiere algo a cambio de la libertad de Agata, sin duda es la Corona Ámbar, si poseyera esa corona, estaríamos acabados.

Lui intenta calmarnos, y parece que los consigue. Dice que si tuviéramos muchos problemas, de inmediato nos enviaría refuerzos de Buscadores más experimentados, o Arflys, que son los “guerreros” por así decirlo, de Starlight (que incluyen todas las especies, incluso alguna Cleric).

 Más tarde nos sentemos en el sofá de la sala principal. Estamos viendo un Reality sobre una tienda de Pasteles de fondant, es increíble las formas que pueden llegar a hacer.
Solo estamos nosotros en la sede, somos el único grupo que viene los viernes.

-Creo que voy a irme a mi habitación a terminar de ver el programa, aun podéis quedaros un rato despiertos, es pronto. Eso sí, comer algo. Y Ethan, por lo que has dicho antes, quizá no seáis profesionales, pero si los mejores, confío en vosotros para esta misión, sé que la llevareis a cabo con éxito.

Sin decir nada más, se levanta del sofá, se alisa la camisa del pijama con las manos, y desaparece por las escaleras. Jamie decide ir a por unas pizzas, Ethan y Stanley se apuntan a ir con él, yo estoy demasiado cansada así que decido quedarme, claro que tomo esa decisión después de recordar que me quedo a solas con Alexander.

«Perfecto» pienso. Quedarme a solas con él me aterra, teniendo en cuenta esa mirada de la clase de matemáticas que aún no le sé asociar un significado.

Estamos los dos sentados cada uno a un extremo del sofá.  La tarta que están haciendo en este episodio es en forma de guitarra, una guitarra eléctrica de tamaño real, en un rojo chillón, que me resulta desagradable a la vista.

Después de un rato de incómodo silencio, él se mueve al asiento de mi derecha, me estremezco al notar que está tan cerca, huele tan bien como esta mañana, un olor dulce pero masculino, no sabría describirlo.

Vuelve la cara hacia la mía.

-Cuando te vi la primera vez ya sabía que no eras Hurzel, se te nota en el brillo de los ojos, ¿sabes?

-Hoy en clase me ha parecido que me observabas, - es lo único que se me ocurre contestar, vaya estupidez.- no obstante cuando me he girado para comprobarlo atendías a clase.

-Pues sí que te he estado observando, pero al darme cuenta de que lo sabias he tenido que disimular. Aunque lo tuyo es más parecido a comerme con la mirada, no te culpo, soy irresistible.

-¿Qué? No te he mirado en toda la clase.

-Venga ya, no mientas, he notado tu nerviosismo cuando em he ido a sentar a tu lado.- su tono es totalmente despreocupado.

- Eso tampoco es cierto, oye, deja ya de montarte historias.-replico, pero sin querer me sale una sonrisa al hacerlo, como si me divirtiera la discusión. Inmediatamente sonríe él también, no estoy molesta para nada, incluso diría que su presencia me resulta agradable. Nadie dice nada, Alexander se queda mirándome a los ojos, yo miro los suyos.

Se me cae un mechón de pelo en la cara, él me lo recoge detrás de la oreja. «Lea, prefiero que me llames Alex. » Me susurra con un tono dulce. Asiento, y casi como un impulso me acerco más a él, hasta el punto en que las puntas de nuestras narices se tocan, le rodeo con los brazos el cuello, Alex me rodea con los suyos la espalada y me acerca más a él, justo cuando nuestros labios están a punto de rozarse, y…

-PIZZA DE CUATRO QUESOS, ¿TENEIS HAMBRE?

Ese es Jamie, que entra gritando, Ethan le sigue con 3 cajas de pizza, detrás va Stanley, que cierra la puerta sin hacer ruido detrás de él.  Lo que me faltaba, siempre tan oportunos.

Alex y yo nos separamos de golpe. Fingimos que estamos mirando la televisión, sin hablar.

-Veo que no os avenís mucho.-dice Stanley y se sienta justo entre los dos.

-En realidad, antes de que llegarais estábamos a punto de besarnos; y estamos pensando en casarnos en un futuro, tener hijos pelirrojos con ojos azules, y ser felices en una cabaña perdida en los Bosques de Renos.

No puedo evitar sentir vergüenza. Stanley parece que se lo toma como una broma, ciertamente todo lo es menos la primera parte.

-En ese caso.

Aparece Jamie con cinco latas de Soda, y poco después Ethan con las cajas de pizza y servilletas. 

Ambos dejan lo que llevan en la mesita de cristal que hay delante del sofá. Stanley abre una de las cajas y agarra un trozo de pizza, los demás hacemos lo mismo, cada uno nos hacemos con una Soda, y cenamos mientras vemos la tele.

Cuando terminamos, entre todos limpiamos la mesa, Ethan apaga la televisión.

-Será mejor que nos vayamos ya a dormir, tengo puesto el despertador a las cuatro menos diez de la mañana, para que podamos preparar todo, y estar en el sótano a las cuatro y media.-anuncia Jamie.

-Alex no tiene ninguna habitación asignada aún.

-¿Alex?-ese es Stanley.

-Sí, es así como me acostumbran a llamar.

-A claro, de Alexander, Alex. Tiene sentido.

-Ethan, en tu cuarto sobra una cama, que duerma allí por ahora.-sugiere Jamie.

Subimos, y cada uno entra a sus cuartos correspondientes.

Estoy a punto de meterme en la cama, y pican a la puerta. Antes de poder contestar entra Stanley, y se queda al principio de la habitación. Me siento en el colchón.

-No hace falta que te quedes ahí, ven.-le hago un gesto para que se siente a mi lado.
Se acerca a la cama y se sienta, parece un poco nervioso.

-He venido porque pareces distante desde que te he dicho lo de que hueles a Cupcake, y no entiendo porque.

-No tiene importancia, es una tontería, tranquilo.

-Claro que es una tontería, eso ya lo sabía.

- Stanley, es tarde.

-Vale, buenas noches.

-Buenas noches.

Antes de acostarme voy al armario a por mí espada y compruebo si está cargada. Lo está, y en esta ocasión con gemas rojas, y un poderoso conjuro elaborado con Luz de Estrellas que sirve para dar fuerza a los golpes que de la espada, soltando un rayo de luz en cada movimiento, que dificulta la vista al enemigo.

En mi habitación de la sede tengo mi ropa para las misiones, normalmente marrón, verde pistacho, o negra. Es muy parecida a la ropa del ejército, solo que más moderna, con más estilo. Pantalones más apretados, camisetas de tirantes debajo de las chaquetas, y la mayoría de veces botas estilo militar. Por supuesto nada de ese estampado a manchas que siempre usan los marines. Cada uno llevamos una mochila con provisiones, un botiquín, y nos repartimos las cosas para acampar. La espada la llevamos en un cinturón- molesta bastante hasta que te acostumbras, teniendo en cuenta que es una espada de medio metro más o menos- , donde también llevamos otras artilugios, como puñales o rastreadores de magia.

Me decido por llevar una camiseta de tirantes negra, una cazadora verde, y unos pantalones del mismo color con una buena cantidad de bolsillos, que sin duda llenaré.

Cuando tengo todo preparado, me acuesto, no tardo nada en dormirme.  

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