Tres
Lui explicó que Alexander venia de Chicago, y todo
lo demás que ya sabía. Obviamente hoy en clase ya había sospechado que era un Sagitario, claro que lo había descartado
por completo, pensaba que simplemente era un parecido físico, nada más. A
diferencia de otras razas, los Sagitarios
se distinguen a simple vista, pero así por las buenas no me iba a acercar a él
y preguntarle si lo era, ya que si llega a ser un Hurzel me toma por una adicta a un juego de rol, de esos online
donde tienes que elegir una clase de ser fantástico, e intentar llevarlo al
máximo nivel posible para conseguir premios, armas nuevas y tener tu propio
gremio con los mejores usuarios. Aunque eso no sería un pensamiento del todo
desacertado, adoro esos juegos.
Después de presentar a nuestra nueva incorporación,
Lui nos presentó a nosotros, comenzando por Jamie y acabando por mí. Alexander
se mostró indiferente, ni siquiera dijo que iba a clase con Stanley o conmigo,
se limitó a asentir y sonreír.
-Bueno, ahora que ya os conocéis entre vosotros, os
explicaré lo que haréis exactamente mañana.
Iréis a Starlight, lo que conlleva
levantaros antes de que salga el sol para poder atravesar el portal poco
después de los primeros rayos de este, si tardáis mucho sabéis que tendréis que
esperar a la próxima salida del sol, y creo que ya será demasiado tarde. La
misión no es fácil. Como siempre, llevareis lo necesario para poder acampar donde
estéis cuando anochezca, no os olvidéis de cargar bien vuestras espadas, en tu
caso Alexander el arco. El problema es el siguiente: hace aproximadamente tres
horas, me han informado de la desaparición de Agata Light. Y he avisado de
inmediato a Jamie para que os reúna y…-Antes de que acabe, Ethan lo interrumpe
con un tono fuerte y alterado, demasiado alterado diría yo, Lui se sobresalta.
-¿No hablaras enserio? Por eso no nos has querido
contar de qué se trataba esa urgencia. Veras, no somos profesionales, solo
somos adolescentes. No eres consciente de la responsabilidad que quieres que
asumámonos, es más, no buscamos niñas, buscamos tesoros. Y los que se la hayan
llevado, querrán algo a cambio por ella, tenlo por seguro.
-Blein.-añade Lui casi con un susurro.
-¿Blein que?- exige Lea.
-Se la ha llevado Blein, eso es lo que quiero
decir, y sabemos lo que quiere a cambio, lo sabéis todos.
De repente se crea silencio absoluto en la sala,
parece que a Stanley comienza a costarle respirar. Jamie no reacciona de
ninguna manera, él ya estaba informado. Sinceramente, yo no sé cómo reaccionar,
creía que Blein estaba desterrado en la ciudad de los Brujos sin destino, donde van los brujos que han cometido delitos
sin perdón, condenándoles a cadena perpetua, se llama “ciudad” aunque en
realidad no es más que una cárcel llena de brujos corruptos. Blein estaba allí
porque intento asesinar a toda la familia Light -para hacerse con el control de
Starlight- mediante un hechizo que supuestamente los unía a todos, luego solo le haría falta matar a uno para
acabar con el conjunto. Se decidió por matar al miembro más joven, el mas
vulnerable, un bebe. Cuando lo mató no murieron los otros miembros de la
familia. Consiguieron atrapar a Blein y encerrarlo. Poco tiempo después, se
descubrió porque su plan fue fallido. La madre del bebe ya estaba embarazada
cuando se casó con un fundador, el pequeño no poseía sangre de los Light. Desde
entonces no se ha sabido mucho de él, aparte de rumores de que ponía Radiactivos a su disposición para robar objetos y
materiales para conjuros que implicaban influencias demoniacas. Claro que nada
de eso ha sido confirmado. Y si quiere algo a cambio de la libertad de Agata,
sin duda es la Corona Ámbar, si poseyera esa corona, estaríamos acabados.
Lui intenta calmarnos, y parece que los consigue. Dice
que si tuviéramos muchos problemas, de inmediato nos enviaría refuerzos de Buscadores más experimentados, o Arflys, que son los “guerreros” por así
decirlo, de Starlight (que incluyen todas las especies, incluso alguna Cleric).
Más tarde nos
sentemos en el sofá de la sala principal. Estamos viendo un Reality sobre una tienda de Pasteles de
fondant, es increíble las formas que pueden llegar a hacer.
Solo estamos nosotros en la sede, somos el único
grupo que viene los viernes.
-Creo que voy a irme a mi habitación a terminar de
ver el programa, aun podéis quedaros un rato despiertos, es pronto. Eso sí,
comer algo. Y Ethan, por lo que has dicho antes, quizá no seáis profesionales,
pero si los mejores, confío en vosotros para esta misión, sé que la llevareis a
cabo con éxito.
Sin decir nada más, se levanta del sofá, se alisa
la camisa del pijama con las manos, y desaparece por las escaleras. Jamie
decide ir a por unas pizzas, Ethan y Stanley se apuntan a ir con él, yo estoy
demasiado cansada así que decido quedarme, claro que tomo esa decisión después
de recordar que me quedo a solas con Alexander.
«Perfecto» pienso. Quedarme a solas con él me
aterra, teniendo en cuenta esa mirada de la clase de matemáticas que aún no le
sé asociar un significado.
Estamos los dos sentados cada uno a un extremo del
sofá. La tarta que están haciendo en
este episodio es en forma de guitarra, una guitarra eléctrica de tamaño real,
en un rojo chillón, que me resulta desagradable a la vista.
Después de un rato de incómodo silencio, él se
mueve al asiento de mi derecha, me estremezco al notar que está tan cerca,
huele tan bien como esta mañana, un olor dulce pero masculino, no sabría
describirlo.
Vuelve la cara hacia la mía.
-Cuando te vi la primera vez ya sabía que no eras Hurzel, se te nota en el brillo de los
ojos, ¿sabes?
-Hoy en clase me ha parecido que me observabas, -
es lo único que se me ocurre contestar, vaya estupidez.- no obstante cuando me
he girado para comprobarlo atendías a clase.
-Pues sí que te he estado observando, pero al darme
cuenta de que lo sabias he tenido que disimular. Aunque lo tuyo es más parecido
a comerme con la mirada, no te culpo, soy irresistible.
-¿Qué? No te he mirado en toda la clase.
-Venga ya, no mientas, he notado tu nerviosismo
cuando em he ido a sentar a tu lado.- su tono es totalmente despreocupado.
- Eso tampoco es cierto, oye, deja ya de montarte
historias.-replico, pero sin querer me sale una sonrisa al hacerlo, como si me
divirtiera la discusión. Inmediatamente sonríe él también, no estoy molesta
para nada, incluso diría que su presencia me resulta agradable. Nadie dice
nada, Alexander se queda mirándome a los ojos, yo miro los suyos.
Se me cae un mechón de pelo en la cara, él me lo
recoge detrás de la oreja. «Lea, prefiero que me llames Alex. » Me susurra con
un tono dulce. Asiento, y casi como un impulso me acerco más a él, hasta el
punto en que las puntas de nuestras narices se tocan, le rodeo con los brazos
el cuello, Alex me rodea con los suyos la espalada y me acerca más a él, justo
cuando nuestros labios están a punto de rozarse, y…
-PIZZA DE CUATRO QUESOS, ¿TENEIS HAMBRE?
Ese es Jamie, que entra gritando, Ethan le sigue
con 3 cajas de pizza, detrás va Stanley, que cierra la puerta sin hacer ruido
detrás de él. Lo que me faltaba, siempre
tan oportunos.
Alex y yo nos separamos de golpe. Fingimos que
estamos mirando la televisión, sin hablar.
-Veo que no os avenís mucho.-dice Stanley y se
sienta justo entre los dos.
-En realidad, antes de que llegarais estábamos a
punto de besarnos; y estamos pensando en casarnos en un futuro, tener hijos
pelirrojos con ojos azules, y ser felices en una cabaña perdida en los Bosques de Renos.
No puedo evitar sentir vergüenza. Stanley parece
que se lo toma como una broma, ciertamente todo lo es menos la primera parte.
-En ese caso.
Aparece Jamie con cinco latas de Soda, y poco
después Ethan con las cajas de pizza y servilletas.
Ambos dejan lo que llevan
en la mesita de cristal que hay delante del sofá. Stanley abre una de las cajas
y agarra un trozo de pizza, los demás hacemos lo mismo, cada uno nos hacemos
con una Soda, y cenamos mientras vemos la tele.
Cuando terminamos, entre todos limpiamos la mesa,
Ethan apaga la televisión.
-Será mejor que nos vayamos ya a dormir, tengo
puesto el despertador a las cuatro menos diez de la mañana, para que podamos
preparar todo, y estar en el sótano a las cuatro y media.-anuncia Jamie.
-Alex no tiene ninguna habitación asignada aún.
-¿Alex?-ese es Stanley.
-Sí, es así como me acostumbran a llamar.
-A claro, de Alexander, Alex. Tiene sentido.
-Ethan, en tu cuarto sobra una cama, que duerma
allí por ahora.-sugiere Jamie.
Subimos, y cada uno entra a sus cuartos
correspondientes.
Estoy a punto de meterme en la cama, y pican a la
puerta. Antes de poder contestar entra Stanley, y se queda al principio de la
habitación. Me siento en el colchón.
-No hace falta que te quedes ahí, ven.-le hago un
gesto para que se siente a mi lado.
Se acerca a la cama y se sienta, parece un poco
nervioso.
-He venido
porque pareces distante desde que te he dicho lo de que hueles a Cupcake, y no entiendo porque.
-No tiene importancia, es una tontería, tranquilo.
-Claro que es una tontería, eso ya lo sabía.
- Stanley, es tarde.
-Vale, buenas noches.
-Buenas noches.
Antes de acostarme voy al armario a por mí espada y
compruebo si está cargada. Lo está, y en esta ocasión con gemas rojas, y un
poderoso conjuro elaborado con Luz de
Estrellas que sirve para dar fuerza a los golpes que de la espada, soltando
un rayo de luz en cada movimiento, que dificulta la vista al enemigo.
En mi habitación de la sede tengo mi ropa para las
misiones, normalmente marrón, verde pistacho, o negra. Es muy parecida a la
ropa del ejército, solo que más moderna, con más estilo. Pantalones más apretados,
camisetas de tirantes debajo de las chaquetas, y la mayoría de veces botas
estilo militar. Por supuesto nada de ese estampado a manchas que siempre usan
los marines. Cada uno llevamos una mochila con provisiones, un botiquín, y nos
repartimos las cosas para acampar. La espada la llevamos en un cinturón- molesta
bastante hasta que te acostumbras, teniendo en cuenta que es una espada de
medio metro más o menos- , donde también llevamos otras artilugios, como
puñales o rastreadores de magia.
Me decido por llevar una camiseta de tirantes
negra, una cazadora verde, y unos pantalones del mismo color con una buena
cantidad de bolsillos, que sin duda llenaré.
Cuando tengo todo preparado, me acuesto, no tardo
nada en dormirme.