Dos
-Y así es como tenéis que trazar las curvas, movimientos suaves y ágiles, para que os quede con más textura, más sentimiento,… ¿Comprendéis? No me digáis que no es asombroso lo apasionante que puede llegar a ser dibujar curvas, las emociones que puede transmitir una simple línea curva, las amo.
«Entendido, amas las curvas, te apasionan, las
curvas transmiten muchas emociones, son asombrosas. » Pensé. Siempre está igual,
la última clase se la pasó entera hablando de lo importante que es que los
pelos de los pinceles estén sedosos y limpios, incluso comentó que ella les
echa suavizante cuando los lava. A diferencia de mí, todo el resto de la clase
estaba absorto en la explicación, incluso creo que la encontraban interesante.
Tengo dos hipótesis a cerca del porqué de la locura de la señorita Spencer, la
primera: le echa alguna sustancia alucinógena al café cada mañana.
La segunda:
simplemente esta pirada de serie. Esta última me parece la más normal, para que
engañarnos.
La clase de hoy como ya habréis mínimamente intuido
trata sobre curvas. La señorita Spencer nos manda hacer un esbozo con ceras
pastel de un cuadro donde predominen las curvas y los colores vivos. Los
esbozos no se me dan bien, lo mío es usar la pintura en el lienzo, me parece
más libre, natural, con menos ataduras; en cambio en una hoja tus opciones son
limitadas, es decir hay menos espacio, has de tener más cuidado ya que es un
material más frágil y no me gusta. Punto.
Cuando apenas me quedan unos pocos trazos para
acabar mi composición, me suena el móvil, es un mensaje de Jamie escrito con
deficiencia de vocales, para variar.
«Lea tenms q star ants n la sde, s urgnte, msion imprtnte, t pso a buscr en 5 mins,
state n la prta d la scuela»
Qué manera tan brillante
de expresarse, bueno, pero aun así se entiende bien. El caso es que quedan 30
minutos de clase, mi esbozo está
prácticamente acabado, tanto que ni siquiera se nota que no lo está del todo, y
creo que sé la excusa perfecta para irme antes.
-Señorita Spencer, ya he acabado la composición, y…
no me encuentro muy bien, tengo la sensación de que me va a venir… Usted sabe
de lo que hablo, ¿verdad? – intento parecer lo más angustiada posible, y tonta
de paso- Lo cierto es que no me gustaría que me pillara en medio de clase,
¿podría dejarme marchar antes?
-Bueno, si ya has terminado, y tan mal te encuentras
puedes irte querida,-ella está sentada en su mesa, ordenando acuarelas. Señala
un lado de su mesa donde hay una caja abierta con láminas ya acabadas- deja
aquí la lámina.
Como puede ser tan empanada, ay, lo que hacen las
drogas.
-Muchas gracias de verdad, hasta el martes. Que
pase un buen fin de semana.
Ahora en la calle hace más frío que antes, bastante
más, se me pone la piel de gallina. Serán las 5 o así, y como no, el coche de
Jamie está aparcado en frente de la escuela, en su interior también están
Stanley y Ethan. Sin pensarlo dos veces subo en él.
Noto un alivio solo subir, aquí no hace frío. Me
siento detrás con Stanley, ya que Ethan me ha quitado mi puesto habitual de
copiloto.
-¿Ya estamos todos, no? En marcha entonces. – Jamie
parece nervioso, arranca el Saab. Deja un silencio antes de continuar de acabar
la oración- No me han dicho mucho, pero por lo poco que sé, este fin de semana
será duro. Mañana a las 4 tendremos que estar en pie, antes de que amanezca, y
no volveremos hasta la noche del domingo.
-¿Antes de que salga el sol? ¿ESQUE VAMOS A
STARLIGHT?
-Exactamente Lea, quiere decir justo eso, y no hace
falta que grites, como si fuera la primera vez que vas.- añade Ethan.
-Ah, que vosotros ya lo sabíais, mira que bien.
-Se lo he explicado a los dos cuando veníamos de
camino, tranquila, ya sabes que te lo cuento a ti todo primero, pero tenía
prisa y los teclados táctiles no son lo mío, entiéndelo.
Se le dibuja
en la cara una sonrisa burlona, cosa que me hace irritar aún más.
Jamie y Ethan van a lo suyo, conversan sobre las
últimas tendencias en gemas, y los poderes que proporcionan, también comentan
algo de la aldea de las Clerics.
Mientras, Stanley me habla de lo interesante que se ha puesto Crónicas Vampíricas. Me gustan los
vampiros, si te paras a pensar es un chollo serlo, vives enteramente, no
engordas y no envejeces ni te cansas. Es una pena que no existan.
-Stanley, ¿podríamos hablar de otra cosa? El camino
es un poco largo y me gustaría que fuera ameno también, no te ofendas.
-Em, vale, o sea que sí, hablemos de otra cosa, no
me importa, pensaba que te gustaba el tema.- se ruboriza y le salen las
palabras con cierto nerviosismo- Lo siento, error mío.
-No pasa nada, perdón quizá me he pasado.-
definitivamente, esta ofendido- Ey, Stanley, puedes seguir hablando de vampiros
si quieres, no era mi intención ofenderte.
-No, de verdad, está todo bien.
Me siento fatal, no debería haberle dicho nada, no
debería pagar mi mal humor con él. Le hacía ilusión explicarme esas cosas, me
tendría que haber limitado a escucharle, Stanley siempre me escucha y nunca se
queja. Se gira para mirar por la ventanilla, no dice nada más.
Pongo mi mano encima de la suya como auto reflejo,
se da la vuelta hacia mí, pero no me aparta la mano.
-Qué quieres, no me gustaría aburrirte con mis
temas poco amenos. ¿A demás, porque me pones tu mano encima de la mía?
-¿Y porque tú no me quitas la tuya de debajo de la
mía?
-No sé.
-Creí que era un modo de decirte que no te
enfadaras conmigo. Haces un mundo de todo, solo te he pedido un cambio de tema.
Aunque en realidad me he pasado un poco, tu siempre me escuchas y…
Antes de que termine la frase pone su otra mano
encima de la mía, y me mira directamente a los ojos.
-Lea, ya te he dicho que no pasa nada- me dedica
una pequeña sonrisa que le cuesta de dibujar- Hace aire en la calle, ¿no?
Tienes el pelo un poco despeinado.
La verdad esque cuando salí de la escuela hacia
bastante aire.
-Sí. ¿Está muy muy despeinado?
-Bastante, vuelve la cabeza hacia tu ventanilla,
que te peino un poco, pero no tengo peine.
-Vale, -suelto una débil carcajada que termino con
una sonrisa. Ya vuelve a estar de buen humor se lo nota- me parece bien.
Aparta sus manos de la mía, y comienza a peinarme
con los dedos, es una sensación agradable, son suaves. Noto un cosquilleo en la
nuca, me peina con suavidad; intentando no darme tirones.
- Si te hago daño me lo dices, esque hay algunos
enredos.
-Al contrario es como un masaje, me gusta.
-Sabes, hueles muy bien.
-¿Huelo bien?
Por alguna razón me ruborizo, aunque es igual,
estoy de espaldas.
-Mucho, como a Cupcake
de chocolate.
-Me encantan los Cupcakes.
-A mí me gustan más las chicas que huelen a Cupcake.
No respondo, será una broma, y en este tipo de
situaciones no sé qué responder. De repente hace mucho calor, ¿no? Sí que lo
hace, venga Jamie llega ya a la sede, esta situación es demasiado incomoda. No debería
ser así, somos amigos, ya está, ha sido un comentario chistoso, desenfadado,
para que me ría, Lea relájate. Pero en vez de relajarme y pasar del comentario
me giro, mejor dicho me gira mi cuerpo en contra de mi voluntad, frente a
frente con Stanley, parece que va a decir algo, cuando Jamie y Ethan dejan de
hablar entre ellos.
-Pues ya estamos, vamos todos a bajo que hay mucho
que hacer.- anuncia Jamie.
La sede destaca muchísimo entre los demás edificios.
En plena Filadelfia una mansión medieval, bueno, diseño medieval para ser más
exactos, ya que fue construida en 1910. Es la única sede de Pensilvania. En
Estados Unidos no hay muchas, la mayoría están en Reino Unido, donde también está
el portal original a Starlight.
Cuando los habitantes de Starlight comenzaron a irse a esta dimensión se
crearon las sedes, y con ellas obviamente portales para nunca perder la opción de
volver, eso sí, con la misma condición que el portal original, si eres Hurzel no puedes atravesarlo.
Para entrar en la sede hace falta una llave un
tanto especial. A todos los Buscadores
al cumplir su primera misión, se les otorga un colgante con un cuarzo del color
de sus ojos, como muestra de confianza, ya que ese cuarzo será la llave para
entrar en la sede, pasándolo por delante de la mirilla de la puerta. Mi cuarzo
es de color azul, de acuerdo con mis ojos. Recuerdo que mi primera misión fue
encontrar un anillo de diamantes, que perteneció a la Cleric Nalath, fundadora de la aldea de Cornalina, que posee las Clerics más poderosas de Starlight. Se ve que un trasladado lo
robó de la escuela mística de Cornalina
(donde estaba expuesto en la sala de instrumentos poderosos) para intentar venderlo en el mundo Hurzel, cosa que no logró con éxito, ya
que lo pillamos a tiempo, le quitamos el anillo, y lo devolvimos a la escuela.
Creo que ese anillo es de las cosas más valiosas que existen, a parte de su
valor Hurzel por el simple hecho de
ser de diamantes, tiene el poder de conservar la juventud de quien lo lleve,
Nalath, cuando creyó que ya había hecho suficiente para su aldea se lo quitó,
su cuerpo no pudo resistir la retención de tantos años y murió. Ella misma lo
creó con el propósito de poder vivir lo suficiente hasta construir una aldea poderosa
y digna de reconocimiento. Lo consiguió.
Ethan pasa su cuarzo marrón por la mirilla, la
puerta se abre, entra él primero y le seguimos los demás detrás.
-LUIIIIIIIIIIIIII, LUIIIIIIIII.
Baja por las escaleras un hombre de mediana edad,
no muy alto, en pijama de seda color esmeralda y pantuflas a juego con detalles
de purpurina. Es Lui. En realidad se llama Lapislázuli, pero le llamamos
Lui para abreviar, y porque nos gusta más.
-James, te he dicho miles de veces que aquí dentro
no chilles, da aura negativa.
-Y yo te he dicho miles de veces que no me llames
James, soy Jamie a secas.
-Como quieras, Jamie a secas. Por cierto, tenéis un nuevo
integrante en vuestro grupo, es un Sagitario,
tiene 16 años.
Dirige su mirada hacia la puerta de la cocina
que se está abriendo, de ella sale un
joven con una botella de agua.
- Chicos, os presento a Alexander.
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